domingo, 3 de octubre de 2010

Bon Jovi En Chile 01-10-2010


17 años después de su última visita a Chile, la banda oriunda de New yersey volvió a pisar suelo nacional y brindó un espectaculo de marca mayor que deslumbró a los más de 55 mil espectadores que se dieron cita en el estadio nacional para presenciar el regreso del grupo. Después de un teloneo de la banda chilena Lucybell, que basó su repertorio en temas de su nuevo albúm y en los cuales el baterista Cote Foncea se robó la película, apareció la banda en el escenario con el clásico "Blood on blood", desatando la histeria del público y terminando con la larga espera por ver a los Bon jovi. El rock melodioso y la vigorosa presencia de las voces de Richie Sambora y Jon Bon Jovi dejaban claro que la banda sigue plenamente vigente y que no venía de paseo a Santiago.
"We weren't born to follow" trajo el rock-pop para las masas, ese rock-pop que la banda ha ido acentuando en la última década y que le ha valido el recambio generacional de nuevos fans en todo el mundo. 3er tema y aparece "You give love a bad name" y el estadio simplemente se viene abajo. Uno de esos clàsicos eternos con coro para ser cantado a mil voces , impresionante. Ya a esa altura el sonido y calidad del show literalmente les voló la cabeza a todos, con la definición del sonido, fuerte pero no estridente, sumado a un sistema de luces espectacular y una pantalla gigante en hd a otro nivel, dejaban en claro que estábamos en presencia de un show a nivel mundial. La banda volvió a la carga de nuevo con "Born to be my baby" tirando la casa por la ventana. Bon jovi hizo lo que quiso con el público mientras Sambora ya comenzaba a lucir su artillería de solos que hacian poner los pelos de punta con su fuerza interpretativa, feeling y sonido espectacular.
Otro matiz light con "Lost highway" y "who says you can't go home" en los cuáles asoma esa faceta country-rock con coros para aprender a cantar y hacer mover el pie. "When we were beautiful" fué uno de los temas nuevos mas interesantes presentados por la banda, con una aire casi místico y con apoyos visuales increíbles. "Have a nice day", "Work for the working man" y "We got it going on" fueron la antesala para "It's my life", con la que volvió la euforia y el karaoke del respetable, mientras la banda literalmente la rompía sonando impecable. A continuación un set simplemente espectacular: "Bad medicine", "Lay your hands on me", "Always" y "I'll be there for you", hicieron valer la entrada con creces y lograron en el público lo que justamente esta banda ha estado haciendo hace 25 años: rockear y conmover a la audiencia.
Para evitar ataques cardiácos, vino una pausa soft con "someday i'll be saturday night" y luego la fiestera "i'll sleep when i'm dead", ya con el público entregado a lo que la banda quisiera. "Runaway" trajo la nostalgia de los años 80, cuando seguramente soñaban con comerse al mundo con su música y valla que lo hicieron... "keep the faith" sonó bestial y fue la primera despedida de la banda mientras Sambora hacía parir la guitarra con una de sus gibson les paul. Luego del breve respiro vino "In these arms" y las esperadas "Wanted dead or alive" y "Livin' on a prayer" que exprimieron la euforia de los asistentes y cerraban una noche memorable que difícilmente se repetirá por estos lados. Pero faltaba la última e inesperada canción: "Bed of roses", interpretada por única vez en al tramo sudamericano de la gira. La emoción fue incontenible para muchos, a la vez que afloraban los recuerdos y quien sabe cuantas historias vividas con la preciosa power-ballad , que fue llevada al máximo por un desgarrado solo de Richie Sambora que caló almas sin compasión, ya no quedaba nada más que decir.
Así la banda abandonó el escenario mientras los demás recogiamos los pedazos para poder irnos, aunque absolutamente felices. Un concierto espectacular de una banda que no se aprecia desgastada , con un frontman como Jon Bon Jovi dueño de un carisma a toda prueba y con su voz absolutamente en forma; Tico Torres en la batería pegándole "el palo" y convirtiéndose en el motor de la banda; la solidez del tecladista David Bryan y por último, todo el carisma y virtuosismo de un mounstruo de la música como lo es Richie Sambora, vinieron a darnos una experiencia a otro nivel, que cada uno de los que estuvimos ahí recordaremos por mucho, mucho tiempo.

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